Una vez más en la brecha, amigos mios...
Skalagrim
... O algo parecido llevo gritandoles a mis neuronas desde ayer, intentando animarlas al asalto de este Harfleur amurallado tras la pantalla vacia (buscad, buscad en el Google la referencia, y quien la encuentre se ganará un primer sugus) después de que Su Ilustre Obsolescencia tuviera a bien no sólo inaugurar este blog con sus palabras, sino darle forma html después de tres cuartos de hora de intentos fallidos por mi parte para entrar. No es que no recordara la clave de acceso, es que no me acordaba de como demonios lo había llamado. Tengo que volver a comprarme una agenda de papel para registrar todos los nombres y claves y coordenadas y numeros de registro que la vida digital me obliga a llevar. Toda esta arrogancia digital me perturba y confunde.
Y ahora encima tengo un blog. Penitenciagite.
Reconozco que tardé casi un año en decidirme, y eso después de darle muchas vueltas.
Normalmente siempre comienzo mis delirios y conferencias con una justificación de las mismas, y este blog no podía ser de ninguna manera una excepción, después de tantas dudas y deliberaciones conmigo mismo. Francamente, me parecía un acto de arrogancia por mi parte, no habiendo hecho en la vida nada especialmente señalado hasta el momento, pensar que mis opiniones, desvarios y manias tuvieran algún tipo de interés para los demás. Curiosamente, no aplicaba el mismo rasero a los blogs del resto de los humanos, asumiendo que mucha gente conocida y famosa no tiene absolutamente nada que decir de interés para nadie y sin embargo no se calla ni ahogada, mientras que los blogs de perfectos desconocidos (para mí) que de vez en cuando me encontraba en internet resultaban sumamente interesantes. Tardé un tiempo en comprender que no solo estaba siendo injusto conmigo mismo al aplicarme un rasero diferente -si las personas que yo encontraba interesantes en sus blogs hubieran hecho lo mismo que yo nunca habría llegado a conocer sus ideas - sino que una vez más (en mi vida es un fenómeno recurrente) estaba decidiendo por los demás lo que era correcto y mejor para ellos, absolutamente convencido de estar naturalmente capacitado para hacerlo.
Es curioso que cosas le parecen a uno de sí mismo una arrogancia y cuales no...
Estaba casi convencido del asunto, dandole vueltas a la conveniencia de crear el blog y meditando acerca del nombre y otras zarandajas cuando la vida vino en mi auxilio de una forma casi bíblica, como una revelación. Y tengo que contarlo no solo como parte y raíz de la existencia misma de este blog, sino también como anécdota rectora que guíe a aquellos que se han metido en esta dirección por casualidad, iluminándoles así acerca de la conveniencia o no de quedarse y seguir soportando mis grilladuras, que como referiré a continuación, son notables. Es, enfin, además de una anécdota reveladora, una especie de advertencia...
El caso es que estaba yo perdido en Leroy Merlin buscando macetas pequeñas para trasplantar mis esquejes preferidos una vez arraigados cuando al otro lado de una estantería escuché una conversación. Por su propia naturaleza, la zona de jardinería y huertos de una gran superficie como la mencionada es dominio de señoras bien con jardin y nueras cabreadas porque a sus suegras se les dan bien las plantas y a ellas no, y servidor caminaba por ese valle de las sombras con los filtros adecuados y la actitud indiferente de Aquel A Quien Las Petunias Se La Refanfiflan. Y sin embargo, no estaba preparado para oír lo que oí al otro lado de la estantería, e inevitablemente pasó lo que pasó...
Un cenutrio estaba pidiendo un pluviómetro automático para conectar a una máquina de riego gota a gota. Para los no entendidos diré que un pluviómetro es un ingenio que mide la cantidad de lluvia caída. Reconozco que comencé a maniobrar como supongo que lo haría un Tyrannosaurus Rex en la jungla jurásica al oír los berridos de un cochinillosaurio. El cenutrio quería conectar el pluviómetro a una imaginaria máquina de riego automático gota a gota, de modo que cuando lloviera la máquina no soltara agua, y cuando llevara un tiempo sin llover la puñetera maquinita abriera sus valvulillas burguesas y le regara los asfodelos.
No puedo explicar qué es lo que pasa en esos momentos por mi cabeza. No es algo racional. Probablemente asi se arrancaban por bulerías nordicas los berserkers hace mil años, cuando la sangre estaba menos diluida y la gente tenía idas de olla más naturales. No sé que es lo que lo activa concretamente. A veces es una mirada, otras un gesto, otras una frase colocada en cierto orden en el artículo de un periódico. El caso es que se me va la ollay todo se vuelve rojo como al principio del Drácula de Coppola; el aire se calienta hasta vibrar en mis oídos y antes de que me dé cuenta mis neuronas han enviado las ordenes pertinentes, y yo estoy soltando por esta boquita que se ha vuelto bocaza acido verbal suficiente como para volver ingeniosos durante una semana a todos los colaboradores de "Libertad Digital".
De forma que el T. Rex gira en la estantería, la rodea apoyándose en una pila de sacos de fertilizante para disminuir su aceleración, y casi derrapando enfoca al cenutrio y al paciente muchacho de la camisa verde con sus ojos de depredador, y cuando ellos se vuelven desconcertados exclama:
"Atiende, chatín, si quies tener algo que se mueva como si estuviera vivo y no mirar pa ello, ¿porque no compras un reloj de cuco, que también se programa...?"
Lo he escrito fonéticamente, pero el acento es intransferible vía web. Y lo siento, porque la verdad es que se pierde parte del mensaje, sin el acento...
Supongo que, como casi siempre, tengo suerte. El vendedor abre unos ojos como platos, y el cenutrio de jersey azul Lacoste de cuello redondo impecablemente planchado alza los hombros y se desliza hábilmente por detrás suyo, emprendiendo la huída en busca de Pocholina, que estará eligiendo lámparas con su madre. Alguien va a tener que seguir regando las malditas flores, pero todavía no sabe como explicárselo. Al parecer están vivas, o algo asi. Y de volver a Leroy Merlin nada, que hay gente muy rara. Que venga ella sola, que para eso hay dos coches...
Impávido, el vendedor me pregunta si deseo algo y le pregunto por las macetas pequeñas. No tienen, pero me compro un semillero, a modo de compromiso no enunciado. Al fin y al cabo, me digo, le he jodido una venta.
Pero la cuestión no es esa. La cuestión es que un dia se me va a acabar la suerte y me van a partir la cara. La cuestión es que no soporto muchas cosas, y cada día las soporto menos (será la edad, aunque yo esperaba otra cosa, un cierto enfriamiento de la sangre, más bien). No soporto a los niños maleducados, a los padres imbéciles, la defenestración social a la que estamos asistiendo con nuestra indiferencia, la imbecilidad colectiva en la que nos hemos zambullido como cerditos satisfechos en charca grumosa, la incultura creciente y galopante, las vaciladas de la Iglesia Católica, la memez de toda nuestra clase política... La lista, en fin, se hace interminable, y en lugar de ir a menos más bien crece. Y no sé si me estoy convirtiendo en un intolerante o si es el primer paso antes de lanzarme a la noche en chandall con un esquijama y los calzoncillos por fuera, a ejercer de Batman gordo y pobre, pero el caso es que algo tengo que hacer. Y la escenita de Leroy Merlin me abrió los ojos, como a San Pablo, pero sin caidas dolorosas ni ánimo de montar sectas de larga duración.
He pensado pues que lo del blog podía ser una válvula de escape. Un lugar donde contar y desahogar, donde enumerar, delirar y desvariar a gusto para al dia siguiente poder afrontar a los imbéciles que se creen que las plantas son cosas programables que no merecen al menos una mirada y una cierta atención responsable después de plantarlas... y hacerlo con una tolerante y esforzada sonrisa.
Y bueno, qué demonios, si George W. Bush puede ser presidente de los Estados Unidos, seguro que yo puedo tener mi propio blog. Al igual que George, no se muy bien que hacer con lo que ya tengo entre manos, pero yo al menos no he hecho trampa para estar aqui, y desde luego no pienso invadir otros blogs para hacerme con sus fotos y sus fuentes true type. Y eso que me vendrían de cine...
Skalagrim
6 Comments:
Joer. Por un lado, me asombra tu capacidad de pasar por encima de convenciones tipo invadir la conversación de otros, por estúpida que sea; por otra, tras la descripción del Pocholo, me das envidia por el gustazo de poner a un Lacostemorfo en su lugar.
Pero el acento, ¡ah!, me lo imagino perfectamente. Y me he reído un buen rato.
Hola,
Siento decirte que me gusta saber que tienes un blog. Creo que te voy a leer mucho.
Un beso
Shere
Espero próximos blogs más cortos...
Se nota que te aburres.... ¿Semilleros?... vas a plantar lechugas ahora?
Faltaba que tuvieras, casualmente, unas tijeras de podar en las manos... la escena hubiese sido completa ;)
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